Voy a contarles una historia, la mía, y también la de ustedes, porque lo que viví nos pertenece a todos.
La búsqueda de respuestas. Sí, esas preguntas que están ahí, esperando el momento. ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Hacia dónde voy? ¿Hay vida después de la muerte? ¿Qué es Dios?
Y podría seguir con una lista interminable, pero estas, quizás, sean las más importantes, las que nos ponen en pie y nos obligan a despertar.
Las preguntas que todos nos hacemos, o al menos los valientes, los que se atreven a cuestionar los dogmas.
Nadie escapa a estas preguntas simplemente porque no podemos escapar de nosotros. Y, más tarde o más temprano, nos preguntaremos qué hay.
¿Qué sentido tiene la partida de ajedrez si no entiendes el juego? Mucho, y más de lo que podríamos imaginar.
Las páginas que van a leer son la respuesta a esas preguntas. Lo que entendí, cada vivencia, amor, dolor, la energía que abrió mis ojos y a la que llamé Milagros. Esa energía que cabe en una palabra, la más humilde y la más poderosa: amor.
Quizás sus letras nos estén mostrando lo que queremos saber:
Almas
Mundos
Omnisciencia
Reencuentro
Lo que somos. Y como dice Newton en su Ley de Inercia: «Todo cuerpo permanece en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme a menos que otros cuerpos actúen sobre él».
En otras palabras, cuando algo nos golpea nos hace cambiar de dirección. Y es cuando nos hacemos las preguntas. Las mismas que se hizo la abuela.
Y qué mejores letras para introducirnos en su historia que el tango “Nostalgias” en la hermosa voz de Virginia Luque. A través de esta canción llegaremos hasta los profundos sentimientos de amor que la abuela sentía cuando la cantaba recordando a su amado.
Así empezó todo.